Los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchaban este martes contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento sismo del lunes, que causó más de 7.800 muertos y unos 35.000 heridos, según el último balance difundido oficialmente.
En este contexto, estaba previsto que empiecen a llegar a Turquía equipos de socorristas procedentes de Francia y Qatar.
La primera sacudida, en la madrugada del lunes, alcanzó una magnitud 7,8 y se sintió hasta en Líbano, Chipre y el norte de Irak.
En base a los mapas de la zona afectada, una responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Adelheid Marschang, indicó que «23 millones de personas están expuestas» a las consecuencias del terremoto, «incluyendo cinco millones de personas vulnerables».